sábado, 17 de marzo de 2012

¿Quién se llevó mi queso?




Vengo terminando un mes de muchos viajes… y todos fueron a las tierras del sur. Durante febrero, estuve dos veces en Ecuador y una vez en Perú. Lo bueno es que por esos lados se come muy bien (bueno, si no se está en alguna jungla o montaña perdida!!).


Estuve visitando nuestro proyecto en Cusco, ya voy conociendo muy bien la zona, los aeropuertos, etc. En realidad los días que estuvimos visitando el proyecto fueron pocos en comparación a otras veces. Lo que pasa es que era época de lluvia, y había mucho derrumbe, y esos derrumbes al lado de esos gigantescos precipicios dan mucho miedo.


En una, empezamos a pasar en un lugar donde acababa de pasar un

derrumbito, y en eso empezaron a caer piedritas y tuvimos que echar marcha atrás a toda velocidad. Del otro lado estaba un tractor esperando a que dejaran de caer para quitar las cosas de la calle de lastre.



Como en otras ocasiones, visitamos comunidades, alcaldías, eventos, y siempre muy bien tratados, y el mismo cuento de la señorita aquí y allá. El último día en Cusco, llegamos corriendo a un evento que había en la universidad (es que veníamos de la montaña pa´dentro, como 7 horas de camino), habíamos salido desde las 7am o algo así.


Era un evento que dentro de todas las que tiene el proyecto y las 4 agencias de NN.UU que participamos, le tocaba a la mía. Pero como hay un Coordinador de proyecto que nos representa a todas, yo ya había dicho que hablara el Coordinador a nombre del proyecto (ya saben, eso de hablar en público no es lo mío!). Fue un alivio cuando llegamos y lo vi ya sentado en la mesa principal, en el escenario. Yo me senté como parte del público. Ya la ceremonia había empezado, todos los de la mesa principal hablaron (Vicerectora, Director, el Coordinador, etc), y empiezan a repartir los diplomas, y de repente me llaman para que entregue un diploma, pero bueno, nada muy complejo, y me alegraba que el escenario tenía como una barra un poco más alta que impedía que se vieran mis zapatos, pues resulta que en la carrera que nos pegamos de llegar al hotel, bañarnos y salir a la universidad, no me había percatado que mis zapatos estaban llenos de barro. Cada diez estudiantes me llamaban para entregar un título, entonces desde mi puesto tenía que salir corriendo al escenario. Pues bueno, al final de la entrega de los títulos, traen unas copas y dicen que no se pueden ir sin hacer un brindis… y que para eso, le piden …. a la señorita…. Yo me empecé a derretir en mi asiento… Cinthia Soto que pase a dar unas palabras a los estudiantes… Bueno, yo quería que me tragara la tierra, con unos cuantos años menos (bueno, más que unos cuantos) hubiera salido corriendo, o si no hubiera subido antes al escenario, no sabrían quién era, y me hubiera podido quedar sentada haciéndome la loca…

pero no, tenía que afrontar al público y tenía que ocurrírseme algo inteligente que decir en lo que subía al escenario. Así que decidí tomar el camino más largo, que me diera 5 segundos más para pensar.

En fin, los saludé, los felicité por su dedicación, etc, fue un brindis muy corto, eso sí, pero me pregunto por qué siempre me pasan esas cosas!?!





Al día siguiente salía para Lima, en donde iba a pasar unos días con amigos pues aquí en Panamá era carnaval y teníamos feriados. En el aeropuerto de Cusco, que ya me lo conozco muy bien, antes de entrar a la parte de sólo pasajeros, subí al segundo piso a ver unas tienditas. En eso se me acerca un tipo, vestido de civil, pero con cara sospechosa, y me enseña una placa como sacada de una caja de Corn Flakes, y me dice: “Soy de la policía, enséñeme su pasaporte”. Y yo pensé en decirle, pero me contuve: “Ah sí, y yo soy Batichica!”.


Pero no, le dije: “Ah sí, y cómo sé que es policía de verdad?”, y entonces me dice: “Mire mi placa”. Entonces yo me agacho a ver la placa que tenía colgando, pero dentro de su jacket, y le digo: “Mmmmm, no me convence…” Y entonces el tipo dice que va a llamar a otro policía, y entonces ya llegan dos “policías”, y el otro me enseña su placa también. Yo les dije que fuéramos a donde la señora que estaba revisando pasaportes, antes de los rayos X, y ellos me dicen que es que ella es de migración, pero ellos son de la POLICIA. Entonces empecé a caminar hacia ella, y les dije que si querían que YO les enseñara el pasaporte, que me siguieran (bueno, pues sí, ahí parecía que la que daba las órdenes era yo y no ellos jajaja). Pues ya llegué a donde la sra con los dos tipos detrás de mí, y le dije a la sra: “Es que estos dos señores dicen que son policías y que les enseñe mi pasaporte, ud me podría confirmar que son de la policía?” Y bueno, en resumidas la sra me dice que sí son policías, que “mire la placa”, y pues les enseñé el ansiado pasaporte… pero quedaron un poco confundidos, porque el pasaporte de NN.UU no tiene nacionalidad (es al propio). En fin, por poco y me arrestan por “desacato a la autoridad”!! Pero bueno, el que nada debe, nada teme, y es mejor ser prevenida.


En Lima pasé unos 4 días, y estuvo super bien, pues era la primera vez que estaba varios días en la ciudad sin tener que trabajar. Me parece que tiene su encanto y en la época de verano, es muy linda, con el malecón y la vista al mar.



Luego volví a Panamá, y a los 5 días tuve que salir de nuevo. Esta vez a Ecuador. Teníamos un evento de varios países. Era en las afueras de Quito, como a 4 horas. Yo llegué como dos días después, así que me tuvieron que poner a mí y a otra muchacha (una alemana) en un transporte personalizado, en un carro 4x4, que del aeropuerto de Coca- una hora de vuelo de Quito- nos llevó dos horas adentrándonos en zona amazónica. Pero esas dos horas se convirtieron en 3 horas, pues el tipo paraba en todo lado y nos llevó a hacer mandados con él. Era como haber aterrizado en Puntarenas (Costa Rica).


Nos llevó a recoger encomiendas, a buscar unas herramientas, a que le vieran no sé qué al carro, a recoger a la esposa porque supuestamente él se había lastimado en un partido de futbol y le dolía el brazo, luego a la farmacia, luego que a buscar agua para tomarse la pastilla del dolor, mientras tanto la esposa nos contó que él se había lastimado el brazo en carnaval, lo cual no desaprovechamos para decir que él nos había contado que fue en un partido de fut. En fin, el camino se volvía más salvaje y deshabitado (por lo menos de humanos, pues empezaba a aparecer otro tipo de fauna). Por la ventana empezaban a entrar grillos y otros insectos. En eso veo que se me trepó un grillito verde con rayas amarillas en el pantalón, y yo le estaba


enseñando a la alemana que viajaba conmigo, y la esposa del señor vio, y entonces le dijo al señor que parara para quitarme el bicho, pues yo tenía miedo. Pero yo estaba tan cansada de que nos parara, que le dije en la primera que intentó parar: “Ni pare, siga, siga, que yo soy de la jungla y este grillo no me asusta!!”. Sí, conocida como “Cinthia of the jungle”. Bueno, pues de ahí, llegamos a un río, y nos llevaron finalmente al hotel, en donde estaba la gente desde hacía dos días.




El hotel era al lado del río (probablemente afluente del Amazonas), y quedaba en el medio de la nada. La verdad, muy buena ubicación si uno quiere que los participantes no se escapen, como suele suceder en eventos que se realizan en capitales. Hacía mucho calor, así que me sentía como en Panamá. Pues el tema en los almuerzos era cómo protegerse de los mosquitos y zancudos. Los participantes tenían dos días más de picaduras que nosotras. Las de Nicaragua estaban bromeando que se habían encontrado a dos cucarachas haciendo el amor, y cuando les preguntaron que cómo sabían que estaban en esas, dijeron que es que las habían encontrado en la CAMA!!

Graciosamente identificamos en una mesa un repelente en chino, que en un principio no nos atrevíamos a usar, pues en realidad no entendíamos qué decía la etiqueta, qué tal si era un desodorante ambiental?? En fin, el desespere fue tal, que probamos el frasco y… receta mágica! Era lo único que nos protegía de los mosquitos. La pobre dueña (la delegada de China), cuando llegó a recoger su repelente olvidado, se quedó extrañada de verlo por la mitad…



Pues a la mitad del evento nos proponen hacer una actividad para despejarse un poco. Nos dieron 3 opciones: 1-ir a ver un chamán y devolverse en un neumático por el río, 2- ir a ver a un curandero, 3- ir a una reserva biológica.


Yo me fui por la opción 1. Nos fuimos en una lancha, y llegamos a la casa del chamán. El guía nos dijo que el chamán debía tomar una planta alucinógena que se llama Ayahuasca, pues eso le ayuda a entrar en trance y conectarse con el mundo espiritual. Se suponía que iba a hacer una “limpia” a aquellos que lo quisieran. Se ofrecieron como 9 personas.



La cosa es que el chamán baja de su casa, pero no solo tenía los efectos del ayahuasca, sino también estaba borrachito. Se balanceaba de un lado para otro. En realidad le iba a hacer a los voluntarios una “limpia light”, pues la limpia “full” es de noche, y el “limpiado” debe tomar el ayahuasca también.


Lo primero que hizo fue fumarles un tabaco en la cara y la espalda, luego usaba una matilla seca con hojas y como que se los sacudía. Entre el olor del tabaco, no llegaban a oler el tufo de alcohol.


Después de las limpias, nos pusieron a practicar con unos tubos como de bambú, a los que se les pone una flecha con veneno, y con eso los indígenas salían antes a cazar. Estuvimos practicando. Mientras tanto, la nieta del chamán bajó a socializar. Era una chiquita como de 5 años. La gente le parecía muy tierna, y entonces la alzaban, o se la ponían en los regazos. La gran mayoría de los participantes en el evento, no hablaban español (eran de Africa, Asia, etc). Pues resulta que esta colega de mi oficina en Kenia, que es mitad keniana y mitad hindú, la tenía en los regazos, y la chiquita como que le quería decir un secreto, y algo le dijo, pero como la compañera no hablaba español, me dijo que oyera yo, entonces yo me le acerqué a la chiquita, quien me repitió el secreto, o más bien la pregunta: “ella está embarazada, verdad? Porque está muy gordita…”


Y entonces mi colega me pedía que le tradujera, y yo no hallaba qué decir… solo que era una mocosa indiscreta!!! Y entonces yo le decía en inglés: es que quiere saber tu nombre. Y luego la chiquita se agachó y se levanta con cara de asombrada: “Pero qué pies más grandes y gordos tiene ella”. Y de nuevo, la colega me preguntaba “qué dijo, qué dijo??”. Y yo en blanco… pues que… pues… es que me parece que está hablando un lenguaje indígena… no le entiendo…. Y ahí debí haber mandado a esa chiquita a la casa, pues al rato señala a los colegas de Africa, y dice: “Ellos como que tomaron mucho sol… están muy quemaditos”… Y ellos se me acercaban para que les tradujera lo que la “dulce” niña acababa de decir. Y bueno, les salí con el mismo cuento del lenguaje indígena…

En las noches, pues nos quitaban la luz a las 10pm, pero nos dejaban una lucecita en la cabecera de la cama. La primera noche, cuando ya me iba a acostar, alzo unas toallas que habían puesto en mi cama para mí, y sorpresa!! Había una cuca bien acurrucada!! Salió corriendo cuando la descubrí, y yo agarré un paño y le pegué, y sentí como que cayó en mi pie, y entonces yo me empecé a pegar en mi pie, para darme cuenta después de no sé cuántos golpes, que era la tira de mi chancleta la que me hacía cosquillas. La segunda noche me volvió a visitar. Yo estaba en mi cama con mi computadora, con la lucecita, y en eso oigo los pasos de un bicho en la madera… y en eso aparece la cuca en la mesa de noche, pasa sobre un paquete cerrado de galletas que yo tenía, y sigue su camino… bueno pues, por lo menos son cucarachas de la selva, y no las de suciedad… (eso espero!)


El último día salíamos a las 7.30am al aeropuerto local, primero vía lancha (dos horas), bus (20 minutos), avión (1 hora)… y ese día llovía como nunca, y nos prestaron unos ponchos para el agua, y luego en el bote, teníamos que usar el chaleco salvavidas, así que estábamos en una “poncho-fashion” muy chic.



Ya en Quito, la pasé muy bien, también visité a amigos míos, y conocí amigos de ellos, y pues la pasé muy bien. Pero todo ese tiempo en Ecuador, yo tenía un pensamiento que no me abandonaba…




Hace unas semanas, una colega que había ido a Kenia, en su paso por Holanda le había encargado un queso francés que sé que venden en Holanda. Cuando llegó la hora, a ella se le olvidó su nombre, y entonces me compró otro queso holandés. Pero cuando ella llegaba de vuelta a Panamá, yo me iba para Perú, entonces le dije al taxista, el cual compartimos usualmente (es nuestro marido de alquiler), que le dijera ese día que la recogía en el aeropuerto, que no llevara el queso a la oficina pues yo no iba a estar por más de una semana, y entonces me imaginaba dejándolo en la refri de la oficina, y desapareciéndose en la noche, como cuando dejo sobras de pizza… y bueno, 10 días después volví de Perú, y me llevó el queso a la oficina… pero tenía que irme de viaje a Ecuador de nuevo… entonces no sabía si abrirlo o no, pero me animé a abrirlo pues tenía muchas ganas. Comí todo el fin de semana. Llegado el lunes, le dejé una nota a la empleada, quien iba a llegar al día siguiente (le iba a abrir mi vecino), y que su sentido común es comúnmente bajo, que no botara nada, que no me congelara nada (una vez me congeló un queso y un pimiento…), la vez que volví de Perú había botado media refri, sin necesidad. Bueno, pues sospechaba que mi queso corría peligro, pero no tenía cómo protegerlo. Pues llego a mi apto después de una semana en Ecuador, y lo primero que hice fue correr a la refri y qué creen… mi queso había desaparecido… En la tristeza de la desaparición, no me percaté de todo lo demás que había desaparecido. Fue al día siguiente en el supermercado que empecé a recordar… y qué pasó con los frijoles que yo había dejado congelados?? Y las salchichitas?? Y las galletas?? Fue entonces cuando me di cuenta que mientras en Ecuador a mis colegas les hacían una limpia… a mí también me habían hecho una… pero de mi refri!!!

Pero bueno, no me preocupó tanto pues un amigo que había ido a Holanda, también le había encargado un queso… pero él pensaba que era holandés, discutió con la vendedora, y casi lo echaron de la tienda (eso me dijo), así que para compensar el queso, me trajo una vaquita de porcelana típica holandesa. Él dice que vio la decepción en mis ojos cuando me dio la vaca!!


En fin, entre tanto viaje, trabajo y demás, el tiempo pasa y de repente un día uno se despierta y dice … quién se llevó mi queso?!?!?